Las temporadas en que no tenemos ganas de nada, en las que todo nos supera, esos momentos en que lo único que apetece es llorar. Es ahí cuando la gente demuestra que le importas, que te cuida, que te quiere, que se preocupa. Esa gente que intenta sacarte la sonrisa que tanto necesitas, que te da el abrazo que te llena de calma, que te dedica las palabras más bonitas, o que sólo con su simple presencia hace que se borren por un momento tus malos pensamientos.
Yo tengo la suerte de tener personas que me cuidan.
Quizá me sorprenda por ver quien acude a socorrerme de un mar de lágrimas, personas que no deberían para nada estar ahí, y sin embargo lo están. También te llevas las peores desilusiones. Ver que has dado importancia a ciertas personas que creías que te iban a cuidar y sin embargo pasan de implicarse en tus problemas, a pesar de que te hayas implicado tú en los suyos.
Personas que una vez más demuestran que están presentes en tu vida para cualquier cosa.
Hoy me siento afortunada por tener personas a mi lado que me hacen sentir especial, a pesar de no tener ganas de salir de la cama.
Personas que me llenan de energía para vivir el día a día, esas que hacen con un gesto que las lágrimas desaparezcan de mis ojos o que incluso lloran conmigo.
Gracias por acompañarme siempre, para reír y llorar. Para darme la energía que necesito, el abrazo que me calma, la sonrisa que me hace sentir un poquito más feliz. Por despertar en mí el sentirme afortunada, porque lo soy.
Hacéis que me levante de la cama y salga de casa para afrontar mi rutina. Me dais un poco de fuerza para afrontar esta rutina que me ahoga en un sentimiento de tristeza e impotencia. Me hacéis sonreír sin ganas y hacer alguna que otra "travesura".
Gracias por eso y mucho más. Sois la suerte de mi vida. Os quiero con locura.
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